viernes, 15 de julio de 2011

FILANTROPÍA JUSTA, POR SENTIMIENTO

DE SABER QUE EXISTE AMOR CUANDO TE VEO,
DE SABER QUE EXISTE VIDA CUANDO ME ABRAZAS,
DE SABER QUE EXISTE LENGUA ESPAÑOLA CUANDO HABLAMOS,
DE SABER QUE EXISTE ALEGRÍA CUANDO SONRÍES,
Y DE SABER QUE EXISTE MUERTE El DÍA QUE TE OLVIDARA.


Me pregunto y digo: ¿la vida es capaz de darnos a conocer lo justo para el amor?, o es que ¿el amor es justo para la vida? ¿Porque el hombre se siente con tanta vitalidad cuando tiene amor? , o es que ¿el amor otorga vitalidad al hombre?

Hoy agradezco a Dios y digo:
Que, por un momento de estar contigo,
 encuentro lo justo para el amor
 y la vitalidad para la vida.


El hombre por si, no es justo ni alcanza justicia exclusivamente con el raciocinio, ni mucho menos por y en un dogma. Lo que es de ser justo no implica hallar justicia, ni mucho menos cuantas veces se haya aplicado (manera de aplicación), lo que implica es como hallarla y practicarla. Desde mi pequeña concepción, ser justo no es conocer la justicia, aunque es por demás decirlo; pero que es menester mencionarlo, que en la sinopsis de los conceptos “abstractos”. Tanto la justicia como la felicidad, se buscan tantas veces como un borracho busca su casa, sabe que existe pero no lo encuentra. Es en consecuencia confrontar que lo justo se encuentra, no cuando hayamos justicia; sino cuando somos justos con nosotros mismos, partiendo de una filantropía estable, segura y convicta hacia consigo mismo. Quizás desvirtuadamente o no, nadie, absolutamente nadie siente la justicia como lo justo, porque lo justo es tan particular y la justicia es tan general. Si se pudiera comprender que la justicia no es un valor si no un sentimiento que parte y nace del sentimiento supremo que es el “Amor”, la historia seria otra y otra seriamos nosotros (hombres). ¿Y porque no valor?, no es un descarte total, pero si se tomara como valor, simple y llanamente el valor no vale por sí mismo, ni por ser valor tan inherente como derecho exigible de la persona, si no el valor por si es valor, porque depende de alguien que exista (ser), que le otorgue aquella dotación de “valor”  como cosa en sí. Verbigracia. La belleza de una pintura, por más bella que sea la pintura, el observador, ante la belleza de la pintura él no es consciente de ello, pues solo para él la belleza no existe o si existe es tan parcial como para compararla y olvidarla.  




¿Habrá alguna idea que merezca no ser pensada de nuevo?
Elias Canetti

  


      Warma Autor: Juan Alberto Castañeda Méndez.

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