I
En estos momentos de silencio
Donde se denota el relieve de mis labios
Y la carnosidad de tus labios
Mordisqueando los míos, pensando en lo tuyos.
Son aquellos ojos, las luces de mi paisaje
Lo más bello que puedo presenciar al ocultarse el sol
Esa mirada franca que pasará a ser Luna
Con un cándido atrevimiento, de ser crepúsculo.
Aquella ternura de melancólica alegría
Son tus cabellos que se dibujan en el mar
Con esa raya sutil que se forma con el resplandor
Con el resplandor de la luna, en dos negros aladares
Dos negros aladares, que en su remolino de sus olas
Dibujan las ondas de tus cabellos descubiertos
Por mis manos, besados por mis labios.
Es como si algún día nos hubiéramos despedido
Yo con un beso en tu mejía
Y tu en la mía
Pero como si nunca hubiese despejado
Mis labios de los tuyos
Te tengo infinitamente mía, besándote
Acrecentando esta pasión que se desborda por ti.
II
Bajo esta lluvia que tengo
Al ser herido por el sol
Te veo sonreír bajo la tibieza
con que brota cada gota
cuando cae, se esparce, se humedece
en mi debilitada piel
de mi piernas, tan húmedas
como mi recuerdo de mis labios en tu piel
Apoyándome en un Sillón, todo mi cuerpo
Excepto mi mentón en un violín
Permanezco largo tiempo
Dolorosamente ensimismado
De ver en mí ventada, colgado tu talla
De tus prendas y secándose los papeles
Húmedos por la soledad y la impotencia
De decirte te extraño y no decírtelo
III
Saber de tu muerte
Me hace ir al campo
Dejarme caer al pie de un árbol
Llorar como un bebé
Cuando cae al suelo de los brazos de su madre
De ser un topo y estar en lo profundo de la tierra
Salir de aquella profundidad
Rompiendo rocas, solidarizando raíces
Pudriéndome y ser carcomido por los gusanos
El café aquí no cuenta
Sabes lo que es para mí.
Las horas de mis comidas
Han cambiado
Mis entradas son salidas
Los mensajes de mi celular
Son mis días y mi primer diario
Las melodías se han hecho poros de tu piel
Todo ah cambiado
Pero no ah cambiado mi credo
De levantarme en la mañana
Aun de tarde, ya me conoces
Codificar la luz del sol
Buscando las letras predilectas de tu nombre
Y las apreciadas para tus apellidos
Para que? ¿ para titulármelas en la piel
Que al saludar un buenos días
No es que deseo un buen día
Sino es que te deseo más que nunca
Te necesito, te extraño, Te Amo.
Estas palabras secueladas de algún momento
Azulean las frías cenizas
De mi estancia en este cuarto fulminado
No hay momento en que exista
Que no estés delante de mis ojos
La figura perfecta y tus manos
Tus manos son las que no puedo besar,
Un deseo prohibido, seguramente.
